Avance
El día que llegamos a Temuco
Recuerdo aquel día como si fuera ayer. El
día que llegamos a mi querido Temuco aquel verano del noventa. El día que
conocí la capital de la Frontera.
Después de un viaje de casi diez horas en la
vieja Chevrolet Custom de Don Lalo, logré divisar en el horizonte el mar de
árboles nativos que cubría al ese entonces, desconocido Cerro Ñielol. Privilegiado
espectador de los primeros villorrios que formaron a la reconocida capital
sureña hace más de un siglo. Cruzamos por un camino fracturado por el paso de
los años, el cual rodeaba por el lado oriental al viejo cerro. Dicho camino nos
dio la bienvenida a la ciudad, la cual nos recibió con una imponente cruz
monumental, anclada en la avenida principal donde circulaba nuestra camioneta.
Al tiempo después, supe que aquella avenida se llamaba Caupolican, en honor al
heroico guerrero de antaño.